miércoles, 26 de junio de 2013

¿Qué le espera al América en el segundo semestre?

Lo que hace tan sólo un mes era entusiasmo y algarabía por la oportunidad que tenía el equipo rojo de Cali de conseguir el tiquete a la final del primer semestre del Torneo de Ascenso, hoy es sólo zozobra, protesta y malestar.
El futuro inmediato del América es incierto y las respuestas no son muchas. La inesperada y rápida eliminación en los cuadrangulares encendió una alarma que ha esparcido lamentos desesperados en una afición que ve con terror como el equipo ha quedado contra la pared de cara al reto de evitar una tercera temporada en la B.
No es para menos. América perdió algo de ese respeto que imprimía por ser uno de los grandesde la historia del fútbol colombiano, esa superioridad de camiseta e hinchada que esgrimía ante sus rivales desde que comenzó a disputar el ascenso y que de alguna manera le hacía lucir con ventaja. En los dos partidos ante Llaneros F.C. sólo fue un equipo más de segunda categoría.

Sin embargo, no tienen justificación ni los incidentes protagonizados por los ‘hinchas’ (si es que se les puede llamar así) en el estadio de Rionegro, o las amenazas de otra parcial a los jugadores y cuerpo técnico, ni tampoco las manifestaciones planeadas por algunas barras exigiendo cosas como si fueran los dueños del equipo, pero constantemente pidiendo, por ejemplo, que les regalen las boletas. El inconformismo es inevitable, pero esa no es la forma de apoyar a un equipo de fútbol.

A estos aspectos que enlodan aún más el mal momento deportivo del conjunto escarlata, se suman las sulfuradas críticas que se han apostado en el nombre de Diego Edison Umaña. Es cierto que hasta el momento su campaña, por obvias razones, va por debajo de la de Eduardo Lara el año pasado, pero la fanaticada americana no debería olvidar lo que el entrenador vallecaucano le ha dado a su club; mucho menos que fue a dirigirlo movido en gran parte por cuestiones de afecto, cuando posiblemente habría podido conseguir una mejor oferta en un equipo de Primera División.
América generalmente es un club complicado de descifrar. Aun después de su salida de la Lista Clinton sus problemas económicos e institucionales tienen tantos dolientes como causantes y rebotan constantemente en un juego de intereses personales tanto de directivos como de jugadores. De ahí que en este momento el horizonte siga luciendo nublado. Los patrocinios suenan pero no se definen, su organigrama se reinventa tanto como el jueguito de la culebra de los viejos celulares y los refuerzos para el segundo semestre todavía no se concretan de cara a la temporada pretemporada que comienza mañana miércoles (por ahora sólo se habla de la salida de Flavio Carvahlo).
No es fácil dirigir a América de Cali en la actualidad. Las condiciones no son óptimas y si a eso se suman circunstancias fortuitas como lesiones de jugadores clave, el equipo fácilmente se puede caer en cualquier momento. Por eso, creo queresponsabilizar a Umaña por completo es un tanto injusto a pesar de que sus respuestas tras la eliminación hubieran sonado como excusas. Debía entregar razones  y todos sabemos que en efecto sí tuvo bajas.
El error no estuvo en lo corto de la nómina en sí, pues sus rivales estaban en las mismas circunstancias. La falla pasó por la gente con la que armó la base del equipo y por los malos entendidos que generaron algunos directivos.  América debe jugar con futbolistas que verdaderamente tengan un nivel competitivo y no con aquellos que por tener un pasado en la institución creen que tienen corona y titular garantizada. Hay elementos, por ejemplo, que nunca tuvieron realmente un nivel de buenos jugadores en sus mejores años y que vinieron a recalar, ya cerca del retiro, como inicialistas indiscutidos. ¿Por qué había que esperar tanto de ellos?
La primera misión falló pero la batalla no está perdida y su dirigencia debe enfocarse por completo en encontrar la forma de brindarle a Umaña jugadores que verdaderamente puedan sostenerse en lo físico y disciplinario. Un equipo con la defensa que tuvo América en el semestre que termina, no tiene como ganar una final
La dirigencia escarlata no debe escatimar en la conformación de la nómina para el próximo semestre, porque se juega una importante parte del futuro económico del club.  Esto no se trata del aquí y el ahora, se trata también de mañana y los siguientes años.  Si las asistencias por ejemplo, han disminuido este año con respecto al interior, no tienen sino que seguir bajando si América no recupera la categoría. Lo mismo pasará con el estatus deportivo del equipo.
Dicen que una derrota es una oportunidad y a diferencia del año pasado, el conjunto escarlata podrá tener todo el impulso en el segundo semestre al no tener colchón alguno para relajarse. De sus directivas, pensando en el futuro, depende armar un equipo que busque más objetivos deportivos que premios y poderes; un conjunto que le permita trabajar a Umaña sin aspavientos  y controversias. A los hinchas, no les queda de otra sino paciencia y sobre todo, compostura. La lección debería haberse comenzado a aprender.

Por: Iván Bahamón Vásquez – Periodista Golgolgol.net